Múltiples rostros seccionan este volumen de relatos, no solo a través de la presencia de sus personajes sino, también, a través de la estela que sus vidas van dejando en el camino, como pequeñas motas de polvo. En ocasiones, desde el desgarro que produce el dolor y la culpa y, a veces, desde la inocencia de la mera contemplación, este libro nos arrojan a una realidad en la que todos podemos sentirnos identificados: el viaje interior, el regreso a lo primitivo —donde una piedra también puede ser la metáfora de nuestra esencia humana—, el arte, el amor a los libros, el vínculo con la naturaleza, la escucha interna o la creación artística como forma de salvación.